En esta sección, reflexiono sobre el impacto que ha tenido el máster en mi concepción general de la docencia.
El Màster en Docència per a Professorat Novell de la Universitat de Barcelona ha representado para mi una oportunidad única de conocer y reflexionar sobre conceptos relacionados con la docencia que, de otra manera, posiblemente no hubiera abordado nunca. Hay que tener en cuenta que hasta hace muy poco me había dedicado principalmente a la investigación, con muy poca experiencia docente (ver sección "Punto de partida"). Además, como la gran mayoría del profesorado universitario de este país, no había recibido nunca antes formación en aspectos de práctica docente. Cabe decir también que, desgraciadamente, el debate entre el profesorado sobre conceptos docentes es muy limitado en la mayoría de departamentos universitarios, especialmente en los más científicos, como el mío.
En este sentido, me gustaría destacar que uno de los aspectos más positivos del máster ha sido la diversidad de profesores/as y estudiantes. Tanto los/as profesores como los/as estudiantes provenían de diferentes facultades, con diferentes tipos y niveles de formación. Esta diversidad ha fomentado un intercambio de conocimientos, perspectivas y experiencias que nos ha enriquecido notablemente a todos/as. Hubiera estado bien tener, quizás, más profesores de otros países de cara a ampliar nuestra perspectiva sobre la práctica docente. Ha sido también una pena que desde marzo de 2019, inevitablemente las clases pasaran a ser en línea, lo cual ha disminuido las interacciones y el "networking".
Más allá de proporcionarme un gran número de técnicas que me han resultado muy útiles para mi práctica docente (familiarización con entorno Moodle, uso de TIC, puesta en escena, etc.), el máster me ha abierto los ojos a conceptos básicos de la docencia. Nadie me había explicado, por ejemplo, qué es enseñar y aprender o qué es una competencia. El sólo hecho de que alguien te explique estos conceptos y te abra las puertas a reflexionar sobre ellos ha sido para mí muy beneficioso. Considero que ahora tengo mucho más claros los objetivos que un docente debe perseguir en sus clases y cómo debe estructurar las asignaturas y evaluar a los/as estudiantes para cumplir con estos objetivos. Además, ahora entiendo mejor qué perfiles de estudiantes nos podemos encontrar en las aulas y cómo los docentes podemos adaptarnos a estos perfiles. Me he hecho más consciente de los diferentes estilos de aprendizaje, estilos cognitivos y enfoques de los/as estudiantes y de que existen técnicas pedagógicas para maximizar el aprendizaje de todos/as ellos/as.
El máster me ha enseñado también la importancia de tener una buena planificación y organización tanto a nivel del plan docente de las asignaturas como a nivel de los planes de estudio de grados o másteres. Antes del máster no le daba importancia y no sabía valorar un buen plan docente y una buena integración de las diferentes asignaturas en el plan de estudios. Por otro lado, el máster me ha enseñado la importancia de las secuencia formativa, concepto que trato de aplicar en todas las clases que doy, aunque sean pocas seguidas. Percibo que así los alumnos se mantienen más conectados y que el aprendizaje mejora. Además, tal y como he apuntado en otras secciones (ver por ejemplo la sección "Evaluación"), el máster me ha permitido darme cuenta de la importancia que tiene el sistema de evaluación continuada en el aprendizaje por parte del alumnado.
Gracias al máster he sido capaz de entender mejor e integrar el concepto de competencia, y como las asignaturas y los planes de estudio modernos deben estructurarse en base este concepto. La Universidad ya no sólo es la institución en la que se genera y se transmite conocimiento. La Universidad debe ir más allá de la transmisión oral y fomentar una enseñanza competencial (conocimientos, habilidades y actitudes), que, en definitiva, garantice el aprendizaje profundo del alumnado y la formación de profesionales en diferentes ámbitos. Sin embargo, me quedo con la algo irritante sensación de que se quiere aplicar a la Universidad únicamente lo que ya se está aplicando en la educación secundaria. Aunque veo ventajas en el "aprender haciendo" y en la aplicación de técnicas como el aprendizaje basado en proyectos, pongo en duda que haya que apostar plenamente por este tipo de docencia y me da cierto miedo el que se rebajen las exigencias de los grados y másteres. En mi (limitada) experiencia, considero que los másteres, al menos aquellos en los que he participado, han rebajado su nivel de exigencia y es raro que los/as estudiantes suspendan. No me parece el camino correcto. Y tengo una cierta sensación que esa rebaja de exigencia está llegando también a los grados. Creo que la Universidad no se lo puede permitir.
En este sentido, me gustaría destacar que uno de los aspectos más positivos del máster ha sido la diversidad de profesores/as y estudiantes. Tanto los/as profesores como los/as estudiantes provenían de diferentes facultades, con diferentes tipos y niveles de formación. Esta diversidad ha fomentado un intercambio de conocimientos, perspectivas y experiencias que nos ha enriquecido notablemente a todos/as. Hubiera estado bien tener, quizás, más profesores de otros países de cara a ampliar nuestra perspectiva sobre la práctica docente. Ha sido también una pena que desde marzo de 2019, inevitablemente las clases pasaran a ser en línea, lo cual ha disminuido las interacciones y el "networking".
Más allá de proporcionarme un gran número de técnicas que me han resultado muy útiles para mi práctica docente (familiarización con entorno Moodle, uso de TIC, puesta en escena, etc.), el máster me ha abierto los ojos a conceptos básicos de la docencia. Nadie me había explicado, por ejemplo, qué es enseñar y aprender o qué es una competencia. El sólo hecho de que alguien te explique estos conceptos y te abra las puertas a reflexionar sobre ellos ha sido para mí muy beneficioso. Considero que ahora tengo mucho más claros los objetivos que un docente debe perseguir en sus clases y cómo debe estructurar las asignaturas y evaluar a los/as estudiantes para cumplir con estos objetivos. Además, ahora entiendo mejor qué perfiles de estudiantes nos podemos encontrar en las aulas y cómo los docentes podemos adaptarnos a estos perfiles. Me he hecho más consciente de los diferentes estilos de aprendizaje, estilos cognitivos y enfoques de los/as estudiantes y de que existen técnicas pedagógicas para maximizar el aprendizaje de todos/as ellos/as.
El máster me ha enseñado también la importancia de tener una buena planificación y organización tanto a nivel del plan docente de las asignaturas como a nivel de los planes de estudio de grados o másteres. Antes del máster no le daba importancia y no sabía valorar un buen plan docente y una buena integración de las diferentes asignaturas en el plan de estudios. Por otro lado, el máster me ha enseñado la importancia de las secuencia formativa, concepto que trato de aplicar en todas las clases que doy, aunque sean pocas seguidas. Percibo que así los alumnos se mantienen más conectados y que el aprendizaje mejora. Además, tal y como he apuntado en otras secciones (ver por ejemplo la sección "Evaluación"), el máster me ha permitido darme cuenta de la importancia que tiene el sistema de evaluación continuada en el aprendizaje por parte del alumnado.
Gracias al máster he sido capaz de entender mejor e integrar el concepto de competencia, y como las asignaturas y los planes de estudio modernos deben estructurarse en base este concepto. La Universidad ya no sólo es la institución en la que se genera y se transmite conocimiento. La Universidad debe ir más allá de la transmisión oral y fomentar una enseñanza competencial (conocimientos, habilidades y actitudes), que, en definitiva, garantice el aprendizaje profundo del alumnado y la formación de profesionales en diferentes ámbitos. Sin embargo, me quedo con la algo irritante sensación de que se quiere aplicar a la Universidad únicamente lo que ya se está aplicando en la educación secundaria. Aunque veo ventajas en el "aprender haciendo" y en la aplicación de técnicas como el aprendizaje basado en proyectos, pongo en duda que haya que apostar plenamente por este tipo de docencia y me da cierto miedo el que se rebajen las exigencias de los grados y másteres. En mi (limitada) experiencia, considero que los másteres, al menos aquellos en los que he participado, han rebajado su nivel de exigencia y es raro que los/as estudiantes suspendan. No me parece el camino correcto. Y tengo una cierta sensación que esa rebaja de exigencia está llegando también a los grados. Creo que la Universidad no se lo puede permitir.